Se acaba una legislatura en la que hemos vivido, si no la mayor, una de las mayores crisis económicas a nivel mundial de toda la historia y ahora toca hacer balance.
Empezamos la legislatura a finales de 2006 y en mayo de 2007 se firmó un acuerdo para los años 2007, 2008 y 2009 en el que, además de conseguir unas importantes subidas salariales, se lograron importantes beneficios sociales entre los que destacan el día de libre elección, el disfrute de la licencia por hospitalización de parientes hasta 2º grado mientras dure la misma y no en función de cuándo se produjera el ingreso, el acuerdo de las jubilaciones parciales, etc.
Hasta aquí todo era muy bonito, pero llegó finales de 2008 y cuando la empresa pretendía ampliar el turno del fin de semana, de un día para otro cambió de planteamiento y alegando que la crisis había provocado una importante bajada de las ventas decidió despedir a todo el personal de fin de semana, un total de 47 personas, en su mayoría indefinidas.
Para salvar la incidencia de la crisis a la empresa no le fue suficiente y planteó un expediente de regulación de empleo de seis meses para regular 44 días a toda la plantilla, de los cuales el que más reguló fueron 35 días laborales.
Estaba claro que esta no iba a ser la única medida que la empresa iba a adoptar para salvar la situación desde su punto de vista dado el calado y profundidad de la crisis, ya que la empresa nos comunicó su intención de plantear el expediente de regulación hasta junio y que a partir de junio se planteaba realizar despidos. Desde el comité le dijimos que no queríamos negociar un planteamiento a corto plazo como era un expediente de regulación de empleo para seis meses y que lo que teníamos que hacer era acuerdos que garantizaran el empleo para todos en un mayor plazo de tiempo y de aquí nació el acuerdo de mantenimiento de empleo.
Si bien en el acuerdo hay aspectos mejorables, no hay que olvidar de dónde veníamos y es que no habían pasado ni dos meses desde que la empresa y todas las secciones sindicales excepto LAB habían acordado despedir a todo el personal de fin de semana y es ahí donde LAB creyó conveniente el llegar a acuerdos entre todos los miembros del comité que, aun renunciando a alguna mejora como puede ser la subida salarial, garantizaba el puesto de trabajo para toda la plantilla de Kayaba. Hay que recordar que hasta entonces siempre que la empresa planteaba despidos se provocaba una división en el comité que debilitaba cualquier planteamiento de lucha para defender los puestos de trabajo.
Hay quien pueda pensar que el acuerdo de mantenimiento de empleo es una mierda y que nos han engañado, pero si uno hace números de las jornadas que se han perdido en taller, porque hay personas que se han ido durante un tiempo, a lo largo de la vigencia del acuerdo, durante el año fiscal de Kayaba de abril de 2009 a marzo de 2010 se han dejado de trabajar alrededor de 8.584 jornadas, además de los días que regulamos, lo que equivale a unos 42 días laborales de toda la plantilla.
Al que ha estado trabajando todo este tiempo la sensación que le queda es que ha habido mucho trabajo, pero no hay que olvidarse que ha llegado a haber hasta un 25% de la plantilla fuera de la empresa y que de no haberse ido ese tiempo la plantilla de Kayaba hubiese perdido en el mejor de los casos entre 2.500 y 3.650 euros por trabajador.
No haber llegado al acuerdo y haber esperado a negociar otro convenio en 2010 no nos hubiera situado en mejores condiciones que las que tuvimos en 2009, ya que en el mejor de los casos y suponiendo que la empresa no hubiese despedido a nadie en el 2009, le ha sobrado mucha mano de obra para llegar a cubrir las ventas que ha tenido y teniendo por delante la negociación de un convenio, ese excedente de mano de obra la empresa lo hubiera utilizado para meter miedo y debilitar las negociaciones.
Para terminar, lamentamos defraudar a quienes iban pregonando que no nos íbamos a presentar a las elecciones, pero para el bien de la plantilla una vez más estaremos en la pelea, con gente renovada, con experiencia y ganas para afrontar los importantes retos que se avecinan.