Como seguramente ya sabreis todos y todas, el pasado día 4 de diciembre, en pleno puente, se publicó la sentencia relativa al recurso que la empresa había interpuesto respecto a la declaración de nulidad del despido de Josetxo.
En el juzgado de primera instancia demostramos algo que todo el que tiene ojos en la cara en Kayaba sabe y ve a diario: que la empresa había manipulado y tergiversado las notas que había adjudicado a la plantilla con el único objetivo de despedir a los elementos que ella consideraba molestos (es decir, los más reivindicativos) y de asegurarse que sus afines y sumisos, los que le bailan el agua, no se vieran afectados.
La jueza estimó que la empresa efectivamente había incurrido en un ejercicio de discriminación, lo que también fue corroborado por la fiscal.
Sin embargo la empresa recurrió al tribunal superior de justicia de Navarra y por eso nosotros no tiramos las campanas al vuelo, porque sabíamos que ese tribunal, altamente politizado, con magistrados a la derecha de la derecha más recalcitrante, muy enlazada con el poder y estómagos agradecidos donde los haya, podía darnos un disgusto, no por disentir en las consideraciones jurídicas del juzgado de primera instancia, sino por puro servilismo a una de las grandes empresas del metal en Navarra, como es Kayaba.
Si en lugar de en Kayaba estuviéramos hablando de la Peluquería Mari Loli o de Recauchutados Manolo, estamos seguros de que la sentencia hubiera sido muy otra, pero los tentáculos de unas pocas empresas en Navarra son muy largos (Volkswagen, Faurecia, Dana, TRW,...) y lo cierto es que el peso de esas empresas con cientos de trabajadores y una trayectoria de años en nuestra comunidad foral no es pequeño a la hora de tomar decisiones judiciales. Era David contra Goliat, un simple obrero contra una multinacional que genera millones al año. Aun así lo hemos intentado y a punto hemos estado de lograrlo.
Buena suerte allá donde vayas, Josetxo, tu tiempo en Kayaba ha terminado injustamente, pero eso sí, con la cabeza alta.