Estos
días se ha levantado una enorme polémica a raíz de la nota colocada entre la
puerta del Solenoide y el tablón de anuncios de la empresa, justo sobre un
buzón, donde el departamento de recursos humanos solicita a los trabajadores
que ejerzan como chivatos, confidentes, soplones, txotas, infiltrados,
delatores o como queramos llamarlo.
Hay
que decir ante todo, que esa es una nota fechada en DICIEMBRE DE 2011, cuando nos encontrábamos desgraciadamente
inmersos en una situación de despidos, huelgas y donde las situaciones tensas,
debidas a la amenaza de despidos que pendía sobre nuestras cabezas, se sucedían
contínuamente.
La
delación es vieja como el mundo, pero quienes alguna vez hayan viajado a
Venecia, habrán podido ver sin duda alguno de los famosos Bocche di leone en el palacio ducal. En la Serenísima república de
Venecia llevaron la delación anónima a un nuevo nivel, habilitando estos
buzones con una vaga forma de cabeza de león donde cualquier ciudadano podía
denunciar, anónimamente, las presuntas conductas delictivas o inapropiadas de
sus conocidos.
Solo debían depositar una carta
relatando los delitos de quien pretendía denunciar y el Consejo de los Diez, el
tribunal veneciano, inmediatamente apresaba al denunciado y lo arrojaba a los pozzi, las infectas y lúgubres mazmorras
donde morían a cientos aquejados de infecciones, epidemias y malos tratos. Ni
que decir tiene que gran parte de estas denuncias eran falsas, ideadas por
rivales políticos, amantes despechados, litigantes de tierras o simples
envidiosos.
Incluso
no era infrecuente que el mismo Dogo, el tirano de la ciudad, enviase a alguno
de sus esbirros a depositar cartas allí acusando a sus rivales. Una manera
cómoda y fácil de librarse de elementos molestos.
Más
cercano en el espacio, en Navarra el pueblo de Zugarramurdi se vió sometido a
las denuncias que una vecina trastornada y rencorosa efectuó ante la
inquisición española. Ello llevó a la detención de 300 vecinos del valle, al
proceso de 53 de ellos en Logroño y al ajusticiamiento de 11, que fueron
quemados vivos.
Retomando
estas estupendas tradiciones, donde se obtienen declaraciones torticeras y de
dudosa veracidad, en Kayaba nos ofrecieron no solo un buzón, sino también un
número de teléfono y una dirección de e-mail, para actualizarse con los
tiempos.
La
delación organizada nunca ha tenido como objetivo el recabar información sobre
infracciones, sino la de sembrar la duda, la desconfianza y el temor entre
grupos humanos. Todos sospechan que alguien pueda delatarles. Aparece el miedo
a hablar libremente, al intercambio de opiniones. Rompen la confianza y dividen.
Se crea el clima perfecto para inducir la indefensiónaprendida (buscadlo en youtube).
Esto
lo aprendieron muy bien los regímenes dictatoriales, donde la figura del
chivato alcanzó incluso un estatus oficial. En las antiguas repúblicas de
influencia soviética bastaba que uno de estos chivatos profesionales dijera una
palabra para que apareciera la KGB o la Stasi y se llevase al infractor
ideológico, hicieran sus "investigaciones" y éste acabase en un campo
de reeducación siberiano donde durante 10 años se le enseñaba a amar al líder
supremo y venerar al régimen mediante sucesivos lavados de cerebro.
En
el imaginario popular, es habitual usar la expresión "chivato de la
guardia civil" para describir a una persona deleznable, traidora y poco de
fiar. Y es que la calidad de las denuncias anónimas son muy deficientes. El
denunciante se escuda en que el acusado va a permanecer ignorante de la
identidad de su acusador para cometer todo tipo de tropelías y desmanes
amparado en el anonimato.
Esto
además causa una indefensión evidente en el denunciado, que ni siquiera sabe
que sobre él pesan sospechas, que está siendo investigado o que se van
acumulando acusaciones de las que no puede responder, ignorante de las
delaciones.
El
que esa nota de la empresa surgiese durante las huelgas del año pasado puede
explicar -que no justificar en ningún caso- su existencia, era un contexto muy
concreto y con mucha tensión, pero si no tenía ninguna razón de ser entonces,
mucho menos en la situación actual, muy diferente, por lo que no entendemos el
por qué ha vuelto a ser colocada ahora. A menos que se esté buscando la
confrontación interna de la plantilla para dividirla de cara a la negociación
del convenio.
Exigimos la inmediata retirada de la
circular, la inhabilitación de los tres canales de delación y una relación
normalizada con la plantilla, que en los últimos meses está sufriendo una
escalada de presión psicológica que no es la primera vez que denunciamos y que
desgraciadamente seguramente tampoco será la última.
Se
está propiciando un ambiente de trabajo irrespirable, donde las relaciones
humanas han pasado de un grado de respeto mutuo a otro de imposición, sometimiento
y machaque contínuo que está llevando a la plantilla, especialmente en algunos
turnos, a un punto límite. Lo último que necesitamos en este clima es la figura
del txota. No queremos que nuestra fábrica acabe siendo un cuartel militar ni
un campo de concentración ni un Gulag. No queremos en ella ni policías, ni chivatos,
ni cámaras ni tácticas mentales de sometimiento, ni persuasión coercitiva, somos
obreros, no presos, y exigimos que se nos trate como a tales.